Llega la consulta de revisión posparto, donde probablemente tú solo deseas resolver alguna duda y reafirmar que todo va bien; pero el profesional que te atiende, con toda su autoridad, conocimientos y paternalismo dice “ya podéis tener relaciones sexuales”. Reduciendo las relaciones sexuales a la penetración y perpetuando el coitocentrismo.
Entonces en esa consulta se pone el semáforo en verde y el contador a cero.
Es altamente probable que la mujer se encuentre en un momento en el que la penetración no sea una de sus prioridades. Su cerebro, sus instintos están centrados en cuidar a la cría y así se comportan las hormonas de su cuerpo.
El hombre puede que lo reciba como una buena noticia, creando expectativas en él y en su pareja. Lo cual puede derivar en tensiones si no hay un buen diálogo.
Igualmente, en los casos de parejas homosexuales, hay una asincronía biológica obvia que sigue poniendo de manifiesto la importancia de la vivencia de la madre gestante en esta etapa vital.
El embarazo, parto , posparto y la lactancia materna forman parte de nuestra sexualidad. Son experiencias sexuales muy intensas. Son procesos sexuales en esencia, no contemplados en el imaginario sexual, pero están. Nuestro cuerpo reacciona ante la presencia de la cría, hay una secreción hormonal.
La oxitocina está muy presente. Nuestra sexualidad está despierta pero más enfocada en la cría que en la pareja.
Tu experiencia de parto es importante. Con seguridad condicionará tu posparto favorablemente o todo lo contrario.
En el posparto, cambia nuestra identidad. No te reconoces en el espejo y tampoco sin él. A veces nos peleamos con recuperarnos y reencontrarnos con quien éramos hasta darnos cuenta de que eso es imposible porque nunca volveremos a ser la misma.
Es muy saludable, reconocerse y admirar la nueva mujer que ahora además es madre. Pero este proceso no es tan orgánico para todas las mujeres.
La importancia de acompañarse, sostenerse como pareja. Poder vivir y transitar el posparto como una desea, como una necesita.
Naturalizar lo que se está viviendo con una buena comunicación de pareja. Generar intimidad, apoyo. Las miradas, los abrazos , los masajes también son relaciones sexuales.
Esta pausa o este espacio a algunas prácticas es transitorio. Comprenderlo en pareja y transitarlo juntos lleva a un reencuentro bonito, fuera de presiones, respetando los ritmos.
Permítete no tener ganas de una relación coital, permítete parar si no estás preparada, si hay dolor o si simplemente crees que no es el momento porque no estás disfrutando.
La realidad es que el coito no es una necesidad primaria como comer y beber, hay tiempo para el reencuentro. Distinto es cómo te sientes tú por no tener cubierta esa necesidad de la manera que esperas.
Decirse cosas bonitas, mirarse, admirarse, acariciarse es una manera de relacionarse sexualmente. Hay mujeres que evitan el contacto físico y las caricias por miedo a que confunda a su pareja con un deseo de una relación coital. Es necesario dar espacio y valor a todos los placeres sexuales.
Hoy contamos con nuevas paternidades y nuevas masculinidades que sostienen, que se implican , que forman parte del cuidado. Pero cargan con un lastre importante: la castración emocional. Reconocer sus emociones, ponerles nombre y lo que es más difícil permitirse sentirlas.
La comunicación de la pareja, verbalizar las emociones y comprender el proceso son pilares fundamentales para vivir la sexualidad en el posparto saludablemente.
Evitar presiones, miedo y expectativas favorece el reencuentro. Y ese reencuentro será como vosotros necesitéis que sea en ese momento.
Os deseamos un bonito viaje lleno de besos, abrazos y sostén!